martes, octubre 03, 2017

REZANDO EL CATECISMO DE SANTO TORIBIO por SALTA (Argentina), Mons. Tavella

El Papa Francisco contó esta anécdota a los obispos españoles en sus
Ejercicios Espirituales:

"Monseñor Roberto José Tavella contaba que en un pueblo de su diócesis
encontró a un indio rezando tremendamente concentrado. Estuvo mucho
tiempo así. Al obispo le llamó la atención y le preguntó qué rezaba.
«El catecismo», contestó el indio. Era el catecismo de Santo Toribio
de Mogrovejo".

Roberto José Tavella era el más pequeño de los hijos del matrimonio
formado por Jerónimo Tavella y Rosa Malvasio, ambos inmigrantes
provenientes de Ronco, pueblo de la Liguria italiana y afincados en la
Provincia de Entre Ríos -Concordia- desde 1877.
En 1899 inició sus estudios escolares en la Escuela Municipal y más
tarde los superiores en la Escuela Nacional. Siendo sus compañeros en
gran parte hijos de vascos, aprendió muy pronto ese idioma, indicando
ya su facilidad para aprehender lenguas extranjeras.
Fallecido su padre, su madre decidió partir a Buenos Aires con siete
de sus hermanos -1903- y se establecieron en el Barrio de la Boca,
ingresando Roberto José al colegio parroquial San Juan Evangelista,
fundado por los salesianos.
Cumplidos los cinco años de aspirante, ingresó al Noviciado y el 14 de
febrero de 1909 recibió el hábito clerical. Desde ese momento inició
un apostolado relacionado directamente con la formación de los niños y
los jóvenes ocupando diversos cargos directivos en instituciones de
los salesianos.
Cuando se dispuso que el 32º Congreso Eucarístico Internacional se
celebrara en octubre de 1934, en la República Argentina sólo existía
una Arquidiócesis y diez Diócesis, lo cual no estaba a tono con la
importancia del evento. Así es que el Gobierno Nacional comprendió que
existía la necesidad de crear a la brevedad posible nuevas
arquidiócesis y diócesis.
Existían en ese momento excelentes relaciones entre el Gobierno
argentino y la Nunciatura Apostólica, lo que permitió que se llegara a
un rápido acuerdo y se propusieron a Roma los nuevos distritos
eclesiásticos y los candidatos respectivos; se elevaban a seis las
arquidiócesis y a veinte el número de diócesis. Era nuncio entonces
monseñor Felipe Cortesi, quien propuso a dos salesianos para las
nuevas sedes arquidiocesanas, la de Salta y la de Viedma. El primer
candidato fue el padre Nicolás Esandi, quien eligió la segunda de
estas ciudades. A él se le pidió parecer sobre otro nombre para
candidato a la de Salta, y entre esos nombres estuvo el de Tavella.
Luego de conversar el nuncio y el senador por Salta doctor Carlos
Serrey, la situación quedó definida.
El 11 de setiembre de 1934, l Senado de la Nación Argentina compuso la
siguiente terna para el Arzobispado de Salta: 1. Padre Roberto José
Tavella; 2. Presbítero Miguel Ángel Vergara y 3. Padre Rafael Saravia.
El 17 de setiembre el presidente de la Nación, Agustín P. Justo
propuso al Papa Pío XI al primero de los ternados. El 20 de ese mes,
se firmó en Roma la bula designándolo.
Ese mismo día el Papa también designó a los torso catorce
eclesiásticos que debían presidir las arquidiócesis y diócesis creadas
en la Nación y el día 22 tuvo lugar la preconización de todos. Dos
semanas más tarde comenzaban a arribar a Buenos Aires los prelados que
participarían en el Congreso Eucarístico Internacional. Esas jornadas
estuvieron presididas por el legado papal, cardenal Eugenio Pacelli,
futuro Pío XII.
La recepción en Salta
Dice el cronista: "El 21 de febrero partía de Buenos Aires el primer
arzobispo de Salta siendo despedido por una multitud de fieles. Llegó
a Tucumán el 22 por la mañana, donde lo esperaban autoridades civiles
y eclesiásticas, crecida cantidad de público y una delegación de la
iglesia de Salta presidida por el vicario general presbítero Carlos
María Cortés. Al día siguiente partió hacia Salta y en la Estación
Güemes ascendió al tren un enviado del gobernador, quien le adelantó
los plácemes de las autoridades salteñas. También le dieron la
bienvenida comisiones del clero y de la Acción Católica".
"Varios millares de católicos aclamaron en la estación de Salta a
monseñor Tavella. El gobernador de la provincia don Avelino Aráoz, con
todos los miembros de su gabinete, fueron los primeros en subir al
tren especial y saludar al arzobispo. Desde la estación el prelado
recorrió las dos cuadras que median hasta el Seminario Conciliar
acompañado siempre de cuantos fueron a esperarlo. En la iglesia del
Seminario se revistió con los ornamentos arzobispales, se colocó la
mitra empuñó el báculo y siguió, bajo palio, hasta la Catedral de
Salta, distante ocho cuadras. La calle Mitre, por donde hizo el
recorrido estaba íntegramente adornada con banderas pontificias y
argentinas. Las aceras, las puertas de los edificios y los balcones se
encontraban totalmente ocupados por gente que aplaudía. Las campanas
de todas las iglesias, echadas a vuelo, saludaban al nuevo pastor".
"Al día siguiente, domingo 24, prosiguieron los actos con motivo de la
asunción. A las 10 hubo un solemne pontifical, el primero que
celebraba monseñor Tavella. Asistieron autoridades civiles, militares
y eclesiásticas y numerosos fieles, estando el templo totalmente
lleno. Después el Evangelio el canónigo Miguel Ángel Vergara subió al
púlpito y leyó la primera carta pastoral del arzobispo a su grey. El
pensamiento del pastor giró en torno a la Cruz, " de donde mana como
la misma esencia y el más rico fruto de la Redención". Agradeció al
clero y a los gobernantes cuanto hicieron por la religión y solicitó
colaboración para poder corresponder a la bondad del Sumo Pontífice al
crear la Arquidiócesis de Salta".
El dinamismo de monseñor Tavella
"El primer día hábil de su gobierno eclesiástico -25 de febrero de
1935-, designó a los miembros de la Curia, Provisor y Vicario general
monseñor Carlos María Cortés; secretario canciller el canónigo Juan
León Lo Giudice; pro secretario y vice-canciller el presbítero Ángel
H. Blanco; fiscal el presbítero Juan de la Cruz Guevara; visitador de
parroquias el presbítero Miguel Ángel Vergara y administrador el
presbítero Josué Gorriti".
"Otra de sus ocupaciones iniciales fue la reorganización del Círculo
de Estudios Religiosos, que estaba en funcionamiento. Era una escuela
superior de cultura religiosa que transformó en un centro de formación
de laicos. Se comenzó a enseñar fundamentalmente dogma y moral
católicas, historia de la Iglesia y metodología. También se dictaron
cursillos y conferencias. El Círculo funcionaba en el Convento de San
Francisco, lo presidía doña María Teresa Valdez Uriburu y era asesor
Fray José Collalunga".
"La primera de las creaciones de Tavella fue la Inspección
Arquidiocesana de Enseñanza Religiosa. Tuvo la colaboración del
gobernador Avelino Aráoz y la del presidente del Consejo General de
Educación Avelino Figueroa, quien había sido gobernador de Salta. La
misión de la Inspección fue controlar la catequesis en las escuelas
religiosas, parroquias e iglesias, organizar anualmente las primeras
comuniones en las escuelas fiscales, confeccionar los programas e
estudios para los alumnos de todos los establecimientos escolares y
promover un certamen catequístico anual intercolegial".
"A iniciativa de monseñor Tavella y con intervención del rector del
Colegio Salesiano Ángel Zerda, padre Mario Mondati, el 9 de abril de
1935, se reunieron directores de escuelas nacionales, provinciales y
particulares y fundaron la Federación de Maestros Católicos de Salta.
Dos meses después numerosos maestros eligieron en Asamblea General la
comisión directiva de la Federación. El arzobispo dictó un cursillo de
tres días sobre la espiritualidad del maestro y asistió en setiembre a
un acto literario organizado por la novel entidad".
"En el año 1935, el pastor recorrió las principales poblaciones de la
arquidiócesis. En los primeros meses llegó a distintos pueblos del
Valle de Lerma. A mediados de año estuvo en Metán, Rosario de la
Frontera y los lugares próximos; luego fue a Embarcación y Tartagal
donde admiró la labor de los Franciscanos. Luego los Valles
Calchaquíes".
"Uno de los máximos anhelos de monseñor Tavella era fundar un diario
católico. El 25 de setiembre de 1935 convocó a los católicos más
representativos de Salta, a quienes comunicó que pronto se concluiría
la instalación de las máquinas impresora y que en el mes siguiente
aparecería el primer número del matutino católico "El Pueblo".
comprometió a todos para su difusión y desarrollo. El diario comenzó a
publicarse el 11 de octubre con treinta páginas. Lo dirigía José María
Mirau, quien contaba con la colaboración de un pequeño grupo de
periodistas de la Capital Federal, recomendado por el diario El Pueblo
de Buenos Aires. Lamentablemente al poco tiempo comenzaron las
penurias económicas. El arzobispo luchó cuanto pudo por mantener el
diario pero finalmente tuvo que cerrarlo".
La Catedral, el Panteón de los Próceres y la Curia Arzobispal
"Monseñor Tavella amó entrañablemente a la ciudad de Salta. En 1934
continuó embelleciendo la Catedral. El obispo monseñor Julio Campero
hizo decorar el presbiterio, al altar mayor y el coro de canónigos,
recurriendo a los artistas Pedro Julián Martínez y Franco Bussola. La
Revista de la Diócesis de Salta consigna lo siguiente: "La labor
artística de suyo delicada y compleja, la confió a los expresados
señores Martínez y Bussola el Obispo, que de tiempo ha conocía al
primero, de cuyas aptitudes tenía formado un concepto cabal. El
material empleado fue directamente comprado en la Capital Federal,
siendo de la mejor calidad. El oro usado en la decoración es de
fábrica italiana marca "Brabilla" de 22 quilates y se aplicó con el
procedimiento opaco y bruñido para obtener los claro-obscuros de la
decoración".
Calumnias y ataques
En enero de 1937, monseñor Tavella pasaba unos días de descanso junto
con el padre José Ochoa en la villa de Río Blanco, situada en el Valle
de Lerma, cuando ocurrió en Salta un hecho insólito. Un volante
impreso sin firma, apareció en las calles y plazas de la ciudad de
Salta, a iual que en las estaciones ferroviarias de la provincia desde
El Tala, en el límite con Tucumán, hasta la capital salteña. En el
anónimo se acusaba al arzobispo de mantener relaciones con damas de
Salta, a causa de lo cual -decía- un esposo celoso lo había agredido.
se agregaba que la ausencia del arzobispo de al ciudad se debía al
impresionante hematoma que tenía en un ojo.
Amigos del arzobispo llevaron la noticia a Río Blanco y le
encomendaron a doña María Solá de Cornejo, en cuya casa se hospedaba
Tavella, que enterara al prelado de lo que ocurría. Al enterarse, el
arzobispo quedó un instante anonadado. Reacción de inmediato, regresó
a Salta y se dirigió a la Catedral, atravesando con el padre Ochoa la
plaza 9 de Julio que estaba muy concurrida y así todos lo vieron.
Pronto corrió la noticia por la ciudad primero y por la provincia
luego, que monseñor Tavella no tenía marca alguna en la cara y que,
por lo tanto, el anónimo contenía una calumnia, tan miserable como
despreciable. Se multiplicaron las muestras de adhesión de la grey
salteña a su pastor.
Una década difícil (1950-1959)
"La Tradición establece que son Años Santos, a lucrarse en Roma, el
primero y el quincuagésimo de cada siglo y que sus beneficios
espirituales se extienden a todo el orbe durante los 365 días que
siguen a cada uno de estos años. Dado que en 1950 se realizó en
Rosario de Santa Fe el 6º Congreso Eucarístico Nacional, monseñor
Tavella lo consideró también santo a este año para la Argentina.
Especialmente anhelaba que tanto 1950 como 1951, fueran observados
Años Santos por los fieles de la arquidiócesis de Salta".
"El arzobispo expresó a su grey que 1950, según palabras de Pío XII,
era el año del gran retorno o sea "de volver a Dios, consagrándose a
Él" con la fidelidad a su santo servicio y el cumplimiento de su santa
"ley". Y actuó con arreglo a ello. Las principales medidas que tomó en
1950 fueron las siguientes:
a).- Comunicó que haría retirar el Santo Cristo de Sumalao de su
santuario si no se ponía fin a las "carpas" que tenían lugar durante
la festividad religiosa. "Las autoridades impusieron al comercio-carpa
un fuerte aumento de impuestos y la imposición de instalar sus
negocios a más de cien metros del templo".
b).- Recordó mediante un auto arzobispal -como en años anteriores- los
altos fines de los cultos del Milagro y la necesidad de que durante
los mismos se orara y se hiciera penitencia.
c).- Insistió en la necesidad de los ejercicios espirituales para los
sacerdotes de la arquidiócesis, recalcando que cada uno debía ser
exigente consigo mismo.
d).- Al suprimir el gobierno nacional, por su cuenta, unos días de
precepto, comunicó a los fieles que la determinación correspondía a la
Iglesia y que sólo podía modificarse lo establecido mediante un
acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Argentino.
e).- Creó comisiones de sacerdotes y de laicos para que estudiaran lo
relacionado con la construcción de templos y la erección de parroquias
en los barrios que habían empezado a surgir en la ciudad de Salta.
f).- Encomendó a la Acción Católica y a las demás asociaciones
religiosas que intensificaran la catequesis para adultos y niños, en
las zonas más alejadas del centro urbano.
De acuerdo con lo previsto, Pío XII extendió a todo el orbe católico,
durante 1951, los beneficios del Año Santo celebrado en Roma.
Cumplidos los cultos del Milagro del año 1954, Tavella partió a Roma
para cumplir con la visita "Ad Limina", aunque sólo pudo entrevistarse
en la Secretaría de Estado con el entonces Monseñor Samoré (En la
década de los '80, actuaría como enviado de Juan Pablo II para dirimir
la cuestión limítrofe con Chile que casi culmina con una guerra entre
ambos países); sin poder ser recibido por Pío XII que estaba enfermo.
(Foto: Antonio Samoré).
Tavella de regreso en Salta
A su regreso a Buenos Aires, "lo primero que hizo fue intentar
entrevistarse con el presidente Juan Domingo Perón. Poseía una tarjeta
especial entregada por el primer magistrado (a fin de que cuantas
veces fuera pudiese pasar de inmediato) que en esta ocasión de nada
sirvió. Durante cinco días consecutivos concurrió a la Casa Rosada por
la audiencia solicitada. Al no lograr su propósito, el 12 de enero
viajó a Salta. Después supo que el día de su partido se le había
concedido la audiencia.(Foto: Juan Domingo Perón).
Aquel era un tiempo en que se habían multiplicado las restricciones a
la libertad de prensa, la dirección y la Inspección de Enseñanza
Religiosa habían sido suprimidas y se había sancionado la ley de
divorcio absoluto y la de limitaciones a reuniones públicas. (Párrafo
nuestro).
"A partir de marzo de 1955 se anularon los días de fiesta religiosas y
se dejaron sin efecto tanto las contribuciones estatales con las
excepciones que favorecían a templos, conventos, colegios e
instituciones, extensivo a los bienes que poseían y a los actos que
realizaren. El 11 de junio, después de la ceremonia de Corpus Christi
en la capital Federal se llegó al extremo de quemar una bandera
argentina y acusar a los católicos de esta ignominia, expulsando del
país al obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Manuel Tato y al
canónigo de la Catedral, monseñor Ramón Novoa. Estas expulsiones
motivaron que el Papa excomulgara a Perón y cuantos intervinieron en
la afrenta".
Lo que siguió es historia más o menos conocida, los bombardeos a la
Plaza de Mayo y la quema de las iglesias en Buenos Aires, incluso de
la Curia, la detención de sacerdotes y religiosos.
"Las primeras medidas de monseñor Tavella, frente a lo que había
ocurrido en buenos Aires, fueron exponer en sus tronos a las imágenes
del Señor y la Virgen del Milagro, y convocar a los fieles a que
rezaran la novena e imploraran a Dios por la paz y la observancia del
Evangelio. Durante el novenario predicó a los fieles que colmaban la
Catedral sobre el siguiente tema: "La misión de la Iglesia, su
peregrinar histórico y su presencia en la Argentina".
"A partir de este momento los días domingos, en la Catedral, y otros
días en distintos templos, el arzobispo fue un incansable predicar de
los los derechos y obligaciones de la Iglesia. hubo de soportar
instante difíciles. Un día, a las dos de la mañana, allanaron el
palacio arzobispal, lo revisaron íntegramente, pusieron varios agentes
de custodia y no fue posible cerrar la puerta de entrada. Otro día un
obrero anunció, en privado, que se había dispuesto "balear" al
arzobispo si se refería en el sermón del siguiente domingo a la
persecución que sufría la Iglesia. Imperturbable, monseñor Tavella
predicó lo que había preparado y nunca comentó el caso. En otra
oportunidad corrió la voz de que la policía, a determinada hora,
detendría al arzobispo; nada ocurrió pero a esa hora monseñor Tavella,
con hábitos prelaticios, rezaba ante el Santísimo Sacramento. En
varias ocasiones personas de su amistad le habían pedido que no pasara
las noches en el Arzobispado; no accedió hasta que argumentaron que su
hermana y u sobrina corrían mucho peligro en casa de un ataque; lo
hizo una noche, contrariado, y al retornar al día día siguiente,
expresó que no lo volvería a hacer y así fue".
"Una reciente disposición prohibía las procesiones pero por sobre ella
estaba el juramento prestado por el pueblo y los gobernantes de Salta
respecto al culto del Milagro. El arzobispo dispuso que el 15 de
setiembre de 1955 las Imágenes recorrieran las calles de la ciudad.
Decenas de miles de fieles integraron la procesión al Señor y la
Virgen. También el gobernador de Salta doctor Ricardo Durand, sus
ministros y dirigentes peronistas. El mandatario y sus acompañantes
eran, por sobre todo, católicos y salteños".
"Al día siguiente, 16 de setiembre, comenzó la Revolución contra el
gobierno de Perón y el 22 triunfó. Centenares de personas se
congregaron frente al palacio arzobispal, pidiendo la presencia del
arzobispo. Monseñor Tavella, emocionado pero sereno, exhortó a los
presentes a trabajar por la paz y la concordia de todos los
argentinos".
"El 10 de abril de 1961, el Papa Juan XXIII creó la diócesis de San
Ramón de la Nueva Orán. Accedía así al pedido que había efectuado
monseñor Tavella en 1959. (...) Fue designado obispo el franciscano
Fray Francisco de la Cruz Muguerza mediante bula del 12 de junio de
1961. Lo consagró monseñor Tavella el 24 de setiembre del mismo año,
en el templo bonaerense de San Antonio de Padua".
"A fines de 1961 la Legislatura de Salta sancionó la ley que
reimplantaba la enseñanza de la religión católica en las escuelas de
la provincia".
"El año 1962 y los cuatro primeros meses de 1963 fueron, sin duda, los
más penosos de su vida. La angustia de la comunidad argentina a
comienzos de 1962, a causa de la situación política del país, motivó
que monseñor Tavella dirigiera un mensaje al pueblo de Salta,
extensivo a toda la Nación. Se sentía "en el deber de decir la palabra
de paz y de concordia fraterna, como sólo puede decirla la Iglesia,
fundada en su misión divina e inspirada en el sano interés del
pueblo". Agregaba que "fácilmente olvidamos que todo es relativo y que
es preciso fundar las instituciones sobre el valor absoluto e
inconmovible del pueblo".
"El Papa (Juan XXIII) designó en 1962 al nuevo obispo auxiliar de
monseñor Tavella. fue elegido el párroco de la basílica porteña de
Santa Rosa de Lima, presbítero Carlos Horacio Ponce de León. Fue
consagrado el 15 de agosto de 1962 y llegó a Salta el 1º de setiembre
del mismo año. Mientras tanto el arzobispo había tenido que viajar a
Buenos Aires a hacerse operar de hipertrofia de próstata. Intervenido
quirúrgicamente el 28 de julio, el 6 de setiembre ya estaba de regreso
en Salta para participar en el novenario en honor del Señor y la
Virgen del Milagro. No faltó a la procesión, renovó el pacto de
fidelidad y pronunció una muy breve alocución implorando a Dios -con
gran fervor- paz y concordia. Fue el 28º y último Milagro que
presidió".
"Al día siguiente, 16 de setiembre, ya preparaba su partida a roma, a
fin de asistir a la primera etapa del Concilio Vaticano II, que
convocara Juan XXIII. Partió el día 17 junto con su nuevo auxiliar,
monseñor Ponce de León. (Entre otros testimonios sobre su persona, se
encuentra éste que dice):"A pesar de la dolencia se mostraba siempre
jovial. Estuvo con nosotros en Ponte Mámmolo, donde nos hospedábamos
el mayor número de obispos salesianos, entreteniéndonos con su
conversación siempre amena". El 8 de diciembre de 1962 clausuró Juan
XXIII la primera etapa del Concilio y ese mismo días monseñor Tavella
presidía el almuerzo de los Hermanos Concepcionistas, en la Casa
Generalicia, celebrando la fiesta de la Inmaculada Concepción de
María".
"Ya con escasas fuerzas se ocupó de la Campaña Mundial contra el
Hambre. Reunió a los dirigentes de las asociaciones católicas de
Salta, requiriendo la participación de todos a favor de los
necesitados. Designó a su obispo auxiliar para que asumiera la
dirección de la campaña y emitió un auto pastoral pidiendo que las
limosnas tuviesen un sentido sobrenatural. Después de Pascuas de 1963,
el 14 de abril, monseñor Tavella viajó a buenos Aires para intervenir
en las reuniones de la Comisión Permanente del Episcopado. Lo acompañó
su sobrina Ofelia Ferrari Tavella, quien había notada la creciente
falta de salud de su tío. Monseñor Tavella recurrió en la Capital
Federal a un dietólogo, quien le pidió un análisis de sangre. Y al
concluir las reuniones del Episcopado se dirigió a Concordia porque su
organismo le exigía un descanso. Retornó a Buenos Aires y supo que el
dietólogo, tras conocer el resultado del análisis, aconsejaba una
urgente transfusión de sangre. Comprendió la gravedad de su estado y
decidió regresar a Salta. Llegó el 30 de abril y pasó directamente a
la cama. No se levantaría más".
Fundador de la Primera Casa Universitaria Salteña
Desde el año 1939 el arzobispo deseaba una Universidad para Salta. La
presentación de un proyecto de ley creando el Instituto de Enseñanza
Superior de la Provincia, lo entusiasmó en tal medida, que escribió el
editorial de El Pueblo del 6 de setiembre de 1939, en cuyo primer
párrafo sostiene: "En el Honorable Senado de la Provincia de Salta se
ha presentado un proyecto cuya trascendencia lo destaca ante la
consideración pública en forma que debe prestársele el más
incondicional apoyo".
"La falta de medios impidió que se concretara el mencionado Instituto,
no obstante haberse convertido el proyecto en ley de la provincia.
Pero monseñor Tavella no se desanimó. Y a mediados de la década
siguiente logró que se empezara a preparar profesores y alumnos para
cuando surgiera la Universidad. Empezó por solicitar al Consejo
General de Educación de la Provincia que enseñara latín, a modo e
prueba en los grados superiores. La solicitud fue aceptada y el
experimento resultó exitoso. El paso siguiente fue la formación de
profesores. A manera de ensayo e dictaron conferencias, las dos
primeras a cargo del arzobispo y del padre Seage. La concurrencia
colmó el amplio salón donde se efectuaron, en el propio Arzobispado.
La mayoría de los asistentes fueron jóvenes bachilleres y alumnos de
los últimos años de la enseñanza media. Convencido de que era posible
el funcionamiento de una Casa de Estudios donde se enseñara
humanidades, monseñor Tavella dictó el 3 de mayo de de 1948 el
siguiente decreto:
"Arzobispado de Salta, 3 de mayo de 1948.
CONSIDERANDO:
Que la Iglesia cuenta entre sus más nobles benemerencias la de haber
fomentado y organizado la enseñanza, aí primaria como media y
superior, con tanta eficiencia que su iniciativa señala el nacimiento
de los altos centros de estudios, principalmente en Europa, con la
unidad de cultura que se derivó de ellos;
Que la misma Iglesia en el plan civilizador de España ejerció la misma
influencia en América, en donde las más prestigiosas Universidades
nacieron al calor de su magisterio, constituyendo no sólo el origen de
la cultura popular y superior, sino también una irrenunciable
orientación del pensamiento americano;
Que Salta, ciudad de rica tradición y gloriosa historia, ejerció en el
país una señalada influencia directriz, debido principalmente a la
formación filosófica y humanista de sus prohombres;
Que en la actualidad la reorganización de la enseñanza dispuesta por
el Superior Gobierno de la Nación vuelve a restaurar el plan del
humanismo católico e hispánico, ordenando a él la escuela primaria,
secundaria y superior;
Que todavía no cuenta Salta con ningún centro especial para cumplir
con los estudios formativos de las humanidades clásicas y de la
filosofía, reclamando la juventud un instituto que le ofrezca la
posibilidad de esa formación, sin necesidad de emigrar para hacerlo en
otras ciudades;
Y que, finalmente, la Iglesia puede también cumplir hoy, con
indiscutible derecho y experiencia, la función de fomentar y organizar
estos centros de estudios,
DECRETAMOS:
1º Fundar definitivamente como organismo dependiente de nuestra Curia
Eclesiástica el Instituto de Humanidades de Salta"
2º Fin principal del Instituto será el de proporcionar a la juventud
salteña la formación intelectual dentro de la tradición clásica del
humanismo cristiano y de la cultura hispánica.
3º Nómbrase desde ya Patrona del Instituto a la gloriosa doctora Santa
Teresa de Jesús.
4º Encomiéndase a los señores presbítero D. Benjamín Núñez, Reverendo
Padre Arsenio Seage y doctor Carlos A. Frías para que redacten un
proyecto de organización y reglamentación del Instituto que elevarán a
nuestra aprobación".
"El Instituto fue dirigido por el doctor Carlos A. Frías,
desempeñándose como secretario-tesorero el padre Arsenio Seage. Las
clases se iniciaron el 17 de mayo de 1948 con 117 alumnos,
distribuidos en tres Escuelas: 1) Ciclo Básico de Humanidades; 2)
Escuela de Humanidades Clásicas y 3) Escuela Superior de Religión. Las
dos últimas Escuelas tuvieron planes de estudios dictados por las
autoridades del Instituto, quienes también certificaron las materias
aprobadas y títulos obtenidos por los alumnos que en ellas se
inscribieron".
Fundador del Primer Bachillerato Humanista Argentino
"Desde la fundación del Instituto de Humanidades monseñor Tavella
anhelaba la creación de un bachillerato humanista. Lo consiguió a
comienzos de 1952. Tardó en llegar esta conquista por cuento era una
novedad en la Argentina. La burocracia nacional no concebía la
existencia de un bachillerato tradicional. Al cabo de cuatro años, la
cerrada oposición fue superada por los fundamentos y la insistencia
del arzobispo".
El Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón dictó el 22 de
febrero de 1952 el decreto Nº 3663, el cual comienza como sigue:
VISTO la presentación formulada por S.S. Ilma. el señor arzobispo de
Salta en nombre del Instituto de Humanidades, creado y sostenido por
la Curia Eclesiástica de dicha provincia y reconocido por la
Universidad Nacional de Tucumán, donde solicita el reconocimiento
oficial de los títulos de bachiller que otorgue dicho Instituto y la
ayuda económica del Estado para solventar los gastos que demande el
funcionamiento de los cursos respectivos...".
"En el CONSIDERANDO se mencionan las características singulares de
este bachillerato para la Argentina; la posibilidad de realizar una
rica experiencia; la necesidad de reconocer los títulos que se expidan
y de sostener el funcionamiento administrativo y docente; y,
finalmente, la carencia de reparos, no obstante la falta de semejanza
con el bachillerato corriente, por cuanto el título de bachiller no
tiene carácter profesional sino sólo formativo".
En el DECRETO los dos primeros artículos expresan:
"Artículo 1º Reconócese a los títulos de bachiller que otorgue el
Instituto de Humanidades de Salta a quienes egresen de sus cursos de
bachillerato humanístico, igual fuerza que a los títulos de idéntica
denominación expedidos por los institutos oficiales.
Artículo 2º Las sumas anuales en concepto de sueldos y otros gastos
que demande el funcionamiento de lo dichos cursos de bachillerato
humanístico, serán aportados por el Estado como subsidio con cargo al
presupuesto del Ministerio de Educación de la Nación".
El artículo 3º establece que la Universidades contemplen la
posibilidad de eximir del examen de ingreso a los egresados del
Bachillerato Humanista.
En el artículo 4º se consignan las obligaciones que debe cumplir el
Instituto, entre ellas "que el plan de estudios se cumpla en toda su
extensión, tanto por los alumnos regulares como por los libres o por
los procedentes de otros institutos que se reconozcan por el Instituto
de Humanidad como incorporados".
Fundador de la Universidad Católica de Salta
"Ya consignamos que el funcionamiento en 1948 del Ciclo Básico de
Humanidades de la Universidad Nacional de Tucumán, motivó que el
Instituto creado por monseñor Tavella fuera la primera Casa
Universitaria de Salta. Este ciclo duró sólo tres años pero poco
tiempo después surgieron otros establecimientos estatales
universitarios en Salta.
Faltaba, sin embargo, la posibilidad de que pudieran fundarse
universidades no estatales. La legislación vigente hasta 1957 no lo
permitía. La ley 14.557, sancionada el 30 de setiembre de 1958 tras un
intenso debate entre los partidarios de la Universidad "libre2 y los
de la "laica", modificó esta situación. El presidente Arturo Frondizi
cumplió un rol decisivo a favor de la ley, enfrentando hasta a su
hermano Risieri, quien era rector de la Universidad de Buenos Aires.
Monseñor Tavella inició gestiones de inmediato, tendiente a la
fundación de una Universidad Católica en Salta. Tuvo un gran aliado en
el doctor Robustiano Patrón Costas, el prestigioso político e
industrial conservador, quien iba a ser proclamado candidato a
presidente de la Nación el mismo día en que ocurrió la revolución del
4 de junio de 1943. El doctor Patrón Costas se había retirado de la
actividad política desde que se frustró su candidatura presidencial y
e 1958 ya había cumplido 80 años. Su hijo Eduardo, administrador del
Ingenio San Martín del Tabacal, fue quien se encargó de concretar la
voluntad de su padre.
(...)
Finalizados los cultos del Milagro de 1962, el arzobispo partió a Roma
a efectos de participar en el Concilio Vaticano II.
El ingeniero Patrón Costas refiere que monseñor Tavella le comunicó
desde Roma lo siguiente:
1) Que la Santa sede había aprobado el 27 de octubre de 1962 la
fundación de la Universidad Católica de Salta, 2) Que el general de la
Compañía de Jesús (Padre Arrupe) aceptaba, en principio, la dirección
de la Casa de Estudios y 3) Que para obviar la escasez de jesuitas en
la Argentina, vendrían de la provincia de Wisconsin de los Estados
Unidos.
Con 55 años de vida, 30 de sacerdocio y 13 de arzobispo, este insigne
salesiano llevaba ya muchos servicios prestados a la Iglesia y a la
República. El Aspirantado de Bernal y los Colegios de San Nicolás y de
Santa Catalina bien lo sabían, a igual que la Arquidiócesis de Salta.
Sin embargo, su mayor aporte en el campo de la cultura lo realizó a
través del Instituto que creara en 1948. Allí volcó su espíritu
creador, su ciencia y su experiencia, su don de gentes, su vocación de
maestro. Sus planes, siempre grandiosos, más de una vez parecieron
utópicos pero el tiempo se encargaba de demostrar lo errado de la
apreciación y la gran visión del proyectista.
La Nación reconoció los servicios prestados por el ilustre Prelado, al
dictar el Presidente de la Nación el Decreto Nº 4.125/1963, declarando
Día de Duelo Nacional el del entierro de sus restos.
Basta la obra efectuada por el Instituto que fundara para que la
tierra de Güemes vea en él a uno de sus más auténticos servidores un
genuino bienhechor.
Monseñor Tavella bregó incansablemente para que los hombres tomemos
plena conciencia de nuestra condición humana, de la responsabilidad
que tenemos por ser personas y de la necesidad que existe de que
siempre obremos como hombres. Para alcanzar este objetivo fundó el
Instituto de Humanidades, al cual dio un escudo. La divisa inserta en
el escudo -elegida por él- traduce fielmente su ferviente anhelo.
Tal mensaje es el siguiente:
SCIANT SE HOMINES ESSE
-Sepan que son hombres-
Fuentes. Colmenares, Luis Oscar. "Monseñor Roberto José Tavella".
Junta de Historia Eclesiástica Argentina. Ediciones Braga S.A. Buenos
Aires 1994.
Colmenares, Luis Oscar. "El Arzobispo Tavella, fundador de la Primera
Casa Universitaria de Salta". Homenaje del Instituto de Humanidades de
Salta, en el 25º aniversario de su fundación y en el 10º aniversario
del fallecimiento del ilustre Prelado. Salta. 1973.
Por Ernesto Bisceglia - www.portaldesalta.gov.ar/bisceglia.html

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